La miel, sustancia producida por abejas y disfrutada por el hombre tiene un origen especial, es segregado por los órganos especializados de la planta. La sustancia se disfruta por su poder edulcorante y sus virtudes dietéticas y terapéuticas. A partir del néctar de las flores se transforma y combina con sustancias específicas para ser almacenada en panales. Existen cientos de tipos de miel por su aroma y su aspecto, la diferencia entre una miel y otra depende sobre todo de la calidad y cantidad de plantas que florecen y producen néctar en un mismo periodo y zona. En el acto de succión del néctar la abeja le agrega sustancias, principalmente enzimas que inician la transformación de la sacarosa en sus componentes de glucosa y fructuosa. Cuando el néctar llega a la celda se ha completado ya la transformación que no puede ser considerada como néctar sino como miel no madura. La transformación completa se realiza gracias a procesos bioquímicos y a la evaporación por la intervención de numerosas abejas y el clima sobre el panal. En la composición primaria de la miel hay levulosa, dextrosa, agua, cenizas y vitaminas como la b2 o riboflavina, la b1 conocida como aneurina y la vitamina c o ácido ascórbico. La miel es recomendable en la alimentación humana por su asimilación directa al organismo y porque sus azúcares naturales tienen un efecto energético inmediato.
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